Oración introductoria
Gracias, Señor, por recordarme que los momentos de confusión, de dificultad o de tristeza, son momentos para crecer, para amar más, para centrarme en lo esencial, para crecer en la fe y la confianza. Fortaléceme Señor, para salir de esta oración más unido a Ti.
Lectura del Santo Evangelio Según San Juan 16, 16-20
Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver. Entonces algunos de sus discípulos comentaron entre sí: ¿Qué es eso que nos dice: Dentro de poco ya no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver y Me voy al Padre? Y decían: ¿Qué es ese "poco"? No sabemos lo que quiere decir. Se dio cuenta Jesús de que querían preguntarle y les dijo: ¿Andáis preguntándoos acerca de lo que he dicho: Dentro de poco no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver? En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo.
En una ocasión, una madre recibió una llamada telefónica de los primeros auxilios pidiéndole que viniese a identificar a un chico de 20 años que había sufrido un accidente automovilístico. Cuando la madre se presentó en el lugar y vio que se trataba de su hijo, no supo cómo reaccionar. No sabía si rezar o llorar. Los médicos le advirtieron que las posibilidades de vida eran muy inciertas.
El hijo estaba en coma y había que esperar a que el tiempo decidiera. La madre intensificó sus oraciones y esperó. Sólo Dios y una madre en esa situación saben lo que pasa interiormente. Pero al final, después de 2 días de continuo sufrimiento el hijo se salvó. El tormento moral que la madre vivió en esos momentos, fueron recompensados por un gozo inmenso que fue el de ver a su hijo con vida.
Valió la pena esperar los dos días en aquel sufrimiento con tal de ver a su hijo vivo. Y dijo Cristo: Vuestra tristeza será convertida en alegría.
El evangelio nos dice que vendrá el sufrimiento y las lágrimas con él. Pero ese sufrimiento se convertirá en gozo cuando sepamos que su partida no es total, sino sólo por unos momentos.
Mientras está en la cruz. Es necesario por tanto, aprender a ver con ojos de esperanza los dolores de esta vida. Los dolores no nos faltarán pero tampoco los consuelos y las ayudas de Dios. En lugar de preguntarnos el ¿por qué? del sufrimiento, deberíamos hacer como hace el Papa que nos invita a preguntarnos el ¿para qué?
Autor: Javier González | Fuente: Catholic.net
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