“Te invitamos para que abras tú corazón al Señor con la lectura diaria del evangelio y una pequeña reflexión que te ayudara a crecer en la fe”.
Lectura del Santo Evangelio Según San Juan 15, 26. 16,4
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré de junto al Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí. Pero también vosotros daréis testimonio, porque estáis conmigo desde el principio. Os he dicho esto para que no os escandalicéis. Os expulsarán de las sinagogas. E incluso llegará la hora en que todo el que os mate piense que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he dicho esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho.
Reflexión
Estos versículos del evangelio de san Juan han sido tomados de las palabras de “despedida” que Jesús dirige a sus discípulos antes del huerto de Getsemaní. Y es por ello que nos transmiten los íntimos sentimientos de Jesús en esos momentos. “Y habiendo amado”... sí, hasta el extremo de instituir la Eucaristía, el memorial de su Pasión y Resurrección para nuestra salvación. El Maestro sabe que Judas lo ha traicionado, que será juzgado como un malhechor, que será azotado, coronado de espinas, crucificado. Y, sin embargo, de todos estos dolores, el que más fuertemente oprime su corazón es el conocimiento de que la salvación será rechazada por muchos.
Para tantos corazones, ver a Cristo crucificado no significa nada... Para otros significa muy poco. Porque sólo cuando se experimenta la pequeñez y miseria propias en presencia del Creador, cuando se comprende lo breve que es nuestro peregrinar por el mundo, entonces se valora todo el sacrificio que el Hijo de Dios ha tenido que hacer para que no muriésemos en nuestras tristezas, sin esperanza.
Y entonces quien ha experimentado, quien ha pedido humildemente al Señor el don de encontrar y contemplar su rostro sufriente, es ahora tierra fértil para la acción del Espíritu Santo, es ahora un alma que producirá el cien o el treinta por ciento. El fuego Divino consumirá su corazón, lo impulsará a dar testimonio de ese Jesús a quién tanto ama y al que debe tanto. Ni persecuciones, ni calumnias, ni injusticias, podrán parar a este nuevo apóstol de Jesucristo, que camina con él hacia Getsemaní.
Autor: Andrés Lomelí | Fuente: Catholic.net
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