Oración introductoria
Gracias, Señor, por revelarme tu corazón misericordioso. Tu Sagrado Corazón me da la confianza de regresar a Ti cada vez que caigo en el pecado. Sé que lo que más te puede ofender es que dude de tu misericordia, por eso en esta meditación, amado y buen Jesús, ayúdame a saber escucharte y descubrir cuál es tu voluntad para este día.
Lectura del Santo Evangelio Según San Lucas 5, 1-11.
Estaba Jesús en cierta ocasión a orillas del lago de Genesaret, y de repente se juntó un gentío para oír la palabra de Dios. Vio entonces dos barcas a la orilla del lago; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que la separara un poco de tierra. Se sentó y enseñaba a la gente desde la barca. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema hacia dentro del lago y echen las redes para pescar». Simón respondió: «Maestro, estuvimos toda la noche intentando pescar, sin conseguir nada; pero, sólo porque tú lo dices, echaré las redes». Lo hicieron y capturaron una gran cantidad de peces. Como las redes se rompían, hicieron señas a sus compañeros de la otra barca para que vinieran a ayudarlos. Vinieron y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se postró a los pies de Jesús diciendo: «Apártate de mí, Señor, que soy un pecador». Pues tanto Pedro como los que estaban con él quedaron asombrados por la cantidad de peces que habían pescado; e igualmente Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Entonces Jesús dijo a Simón: «No temas, desde ahora serás pescador de hombres». Y después de arrimar las barcas a tierra, dejaron todo y lo siguieron.
Reflexión
No entendemos, por ejemplo, por qué Dios permite el sufrimiento, máxime cuando el que sufre es una persona inocente. ¿Por qué el dolor de tanta gente pobre en tantos países del África, de Asia o de América Latina, y muchísimos de ellos a veces sin lo mínimo para subsistir? ¿Por qué tantas injusticias y abusos contra los pobres y débiles? Pensemos en las guerras, en las discriminaciones, en las persecuciones y segregaciones de pueblos enteros a causa del color, la religión, la raza, la cultura o su condición social. ¿Por qué tantos abusos de niños y mujeres, usados para la trata de blancas y un comercio brutalmente indigno y escandaloso? ¿Por qué tantos niños tronchados en el vientre de su propia madre antes de ver la luz del sol?
Tal vez también nosotros tengamos experiencias de sufrimiento en nuestra vida. Es tremendamente doloroso. ¿Por qué Dios permite la enfermedad o la muerte de un ser querido, sobre todo cuando aún es necesaria su presencia en este mundo? ¿Por qué el Señor permite a veces que sintamos el dolor terrible de la depresión, la soledad, la tristeza, el abandono? ¿Por qué ciertos problemas sin resolver, después de tantos años de haber luchado en vano por superarlos? ¿Por qué fracasan a veces los matrimonios, con tanto sufrimiento para la esposa, los hijos, los familiares? ¿Y por qué no se puede rehacer la propia vida con otro hombre o con otra mujer después de haber fallado el primer matrimonio religioso?.... Éstos y muchos otros interrogantes tocan a la puerta de nuestra alma sin encontrar suficientes respuestas.
Tal vez también nosotros tengamos experiencias de sufrimiento en nuestra vida. Es tremendamente doloroso. ¿Por qué Dios permite la enfermedad o la muerte de un ser querido, sobre todo cuando aún es necesaria su presencia en este mundo? ¿Por qué el Señor permite a veces que sintamos el dolor terrible de la depresión, la soledad, la tristeza, el abandono? ¿Por qué ciertos problemas sin resolver, después de tantos años de haber luchado en vano por superarlos? ¿Por qué fracasan a veces los matrimonios, con tanto sufrimiento para la esposa, los hijos, los familiares? ¿Y por qué no se puede rehacer la propia vida con otro hombre o con otra mujer después de haber fallado el primer matrimonio religioso?.... Éstos y muchos otros interrogantes tocan a la puerta de nuestra alma sin encontrar suficientes respuestas.
El evangelio de este día no nos habla sobre el dolor, pero sí nos puede ofrecer alguna luz para tratar de comprenderlo y de aceptarlo.
Si echamos una hojeada a todo el evangelio, nos daremos cuenta de que siempre actúa así nuestro Señor: todos los milagros comienzan con la FE y es la única condición que Él pone para poder actuar. Sólo cuando aceptamos a Jesús con el corazón y doblamos las rodillas de nuestra mente, aunque humanamente no se vea nada, aunque el llanto explote en nuestra garganta y las lágrimas arrasen nuestros ojos, aunque tengamos que esperar contra toda esperanza humana y sangre el corazón... si creemos en Él y lo aceptamos, así como Dios nos visita, ¡es entonces cuando Jesús realiza el milagro!
Autor: P. Sergio A. Córdova LC | Fuente: Catholic.net
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