Infórmate

jueves, 13 de enero de 2011

"El leproso sabía que Cristo lo amaba y por eso le pide su curación."

“Te invitamos para que abras tú corazón al Señor con la lectura diaria del evangelio y una pequeña reflexión que te ayudara a crecer en la fe”.



Marcos 1, 40-45. Curación de un leproso. Tiempo Ordinario.

Se le acerca un leproso suplicándole y, puesto de rodillas, le dice: «Si quieres, puedes limpiarme». Compadecido de él, extendió su mano, le tocó y le dijo: «Quiero; queda limpio». Y al instante, le desapareció la lepra y quedó limpio. Le despidió al instante prohibiéndole severamente: «Mira, no digas nada a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y haz por tu purificación la ofrenda que prescribió Moisés para que les sirva de testimonio». Pero él, así que se fue, se puso a pregonar con entusiasmo y a divulgar la noticia, de modo que ya no podía Jesús presentarse en público en ninguna ciudad, sino que se quedaba a las afueras, en lugares solitarios. Y acudían a él de todas partes.

MEDITACIÓN

El Evangelio nos presenta una vez más a uno de esos hombres que se acercó a Jesús para que le curase. Como los demás, reconoció en Cristo al Salvador. Pasó por su vida y creyó en él como en él único que podía remediar sus males. En esta ocasión se trata de un leproso. Para Jesús el caso no presentaba novedad. Lo que sí impresiona es que el leproso se expresa en unos términos inauditos: “Si quieres, puedes curarme”. ¿Sería posible que Cristo no quisiese? Si así sucediera estaríamos perdidos. Fuera de Cristo, ¿dónde puede encontrarse la salud?

Solo basta con creer, y creer con el alma, con la vida, con el corazón. Sin duda Jesucristo nos conoce a cada uno de nosotros, sabe tus necesidades y las mías… Al igual que el leproso que creía profundamente en ÉL y también sabía lo que habitaba en el corazón del mesías, debemos nosotros ponernos de rodillas y decirle “si quieres, sáname”. Esto es tener plena seguridad de que Cristo nos ama. ¿Creemos nosotros esto? De nuestra confianza depende nuestra curación.
Tomado de www.catholic.net

No hay comentarios:

Publicar un comentario