“Te invitamos para que abras tú corazón al Señor con la lectura diaria del evangelio y una pequeña reflexión que te ayudara a crecer en la fe”.
Oración introductoria
Espíritu Santo, dulce huésped del alma, muéstrame el sentido profundo de la oración, dispón mi espíritu para rezar con fe. Ayúdame a orar con la esperanza que nunca defrauda y en la caridad que no espera recompensa, porque quiero crecer en mi amor y ser fiel. No quiero dejar nunca a Jesús, que tiene la Palabra que me muestra el camino para la vida eterna.
Lectura del Santo Evangelio Según San Juan 6, 55. 60-69
Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. Muchos de sus discípulos, al oírle, dijeron: «Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?» Pero sabiendo Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: «¿Esto os escandaliza? ¿Y cuando veáis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?... «El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. «Pero hay entre vosotros algunos que no creen.» Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. Y decía: «Por esto os he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre.» Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con él. Jesús dijo entonces a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?» Le respondió Simón Pedro: «Señor, ¿donde quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.»
Petición
Señor, que sea fiel a tu gracia. Lléname de tu amor.
Meditación del Papa
A la pregunta de Jesús, Pedro responde en nombre de los apóstoles: "Señor, ¿donde quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios". Queridos hermanos y hermanas: también nosotros podemos repetir la respuesta de Pedro, conscientes ciertamente de nuestra fragilidad humana, pero confiando en la potencia del Espíritu Santo, que se expresa y se manifiesta en la comunión con Jesús. La fe es don de Dios al hombre y es, al mismo tiempo, entrega libre y total del hombre a Dios; la fe es dócil escucha de la Palabra del Señor, que es "lámpara" para nuestros pasos y "luz" en nuestro camino. Si abrimos con confianza el corazón a Cristo, si nos dejamos conquistar por Él, podemos experimentar también nosotros, junto al santo cura de Ars, que "nuestra única felicidad en esta tierra consiste en amar a Dios y saber que Él nos ama". Benedicto XVI, 23 de agosto de 2009.
Autor: P. Sergio A. Córdova LC | Fuente: Catholic.net
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